La ambición de Andrea Sachs es entrar como redactora en New Yorker, pero sólo consigue un puesto de ayudante de dirección en una revista de moda. Si aguanta un año, esa experiencia puede abrirle las puertas de su sueño.
Lo que Andrea no sabe es que a partir de ese momento las horas se harán interminables, y que su jefa es un auténtico demonio vestido de Prada a cuyos pies se rinden los mejores diseñadores, y que se regodea en torturar psicológicamente a sus pobres subalternos.
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