
Caymen es lo suficientemente lista para saber que su interés por ella no durara. Porque si hay algo que ha aprendido de las advertencias de su madre, es que los ricos tienen muy poca capacidad de atención. Pero Xander sigue regresando, a pesar de los intentos de Caymen para asustarlo. Y para su horror, ella esta comenzando a disfrutar de su compañía.
Ella sabe que su madre no debe saberlo—nunca lo aprobaría. Preferiría que Caymen saliera con el chico rockero que no ha sido criado con dinero. Pero justo cuando las atenciones y la lealtad de Xander están a punto de convencer a Caymen que ser rico no es un defecto, ella se da cuenta que el dinero es algo muy importante en su relación, mas de lo que ella esperaba. Y que Xander no es del único que debería preocuparse.
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